Detectives de la ESO. Los magos de la tiza: profesores que enseñan divirtiendo.
Alejandro Galán
Editorial La Esfera de los Libros (2022)
Un libro entusiasta.
Y curiosamente, quizás sea más útil para aquellos que llevamos ya un buen número de años en la enseñanza que para los recién llegados, como su autor, Alejandro Galán. Conservamos la motivación intrínseca que aún nos permite disfrutar de nuestro trabajo, pero a menudo echamos de menos esa otra motivación “extrínseca” que nos debería llegar desde fuera: de la propia Administración, de las familias, el reconocimiento a nuestra labor por parte de la sociedad en general, etc.
El autor parte de una premisa esencial: que todos hemos sido alumnos en el pasado, así que los docentes contamos con una ventaja de la que no disfruta casi ningún otro colectivo profesional. Por eso precisamente nuestra obligación es igualar o incluso mejorar todo lo que nos gustaba cuando éramos estudiantes y por otro lado, cambiar todo lo que nos frustraba o disgustaba.
Después da un "repaso"- literal y figuradamente- a algunos de los temas que más le llaman la atención y que critica: no concibe que alguien no recuerde el nombre de todos sus alumnos antes de diciembre; o que haya profesorado que esté deseando que suene el timbre de final de clase incluso antes de que la clase haya comenzado; o los compañeros- que los hay, aunque sean casos muy aislados- que enlazan bajas y reciben el alta justo antes de las vacaciones; o el descrédito con el que a veces se trata las palabras “conocimiento” y “contenidos”; o la obligatoriedad que debería tener el profesorado por actualizarse y seguir aprendiendo día tras día; o el concepto de disciplina mal entendida (cuánto más se gana con una sonrisa…)
Con respecto a las metodologías, reconoce no poder aportar nada al respecto, porque existen muchas y contrastadas. Pero si hace una reflexión que parece especialmente interesante. Dos de los profesores que dejaron una huella más profunda en él fueron profesores cercanos a la edad de jubilación, cuya metodología se basaba en la pizarra, la tiza, el libro de texto y, sobre todo, en la palabra.
Podríamos hablar aquí - y esto es opinión muy personal- del desperdicio que a veces se comete "echando" del sistema al profesorado con mayor experiencia. Se deberían implementar medidas que hicieran atractiva la permanencia, más allá de los 60 años, de profesionales de valía contrastada y experiencia demostrada: reducciones de horario, funciones de acompañamiento y tutorización de recién ingresados, etc. La docencia directa es una labor tremendamente exigente y a partir de cierta edad- usando términos futbolísticos- uno no está para jugar de delantero, y a veces, tampoco para jugar el partido completo. Pero sí para estar en el banquillo, de entrenador, de masajista, de utillero, de suplente para el segundo tiempo, etc….
El segundo capítulo lo titula “Desmontando Mitos”. Entre ellos el mito de que el profesorado trabaja poco o nada. O el de la educación bilingüe, desde su punto de vista incoherente y elitista tal como está planteada (no puedo estar más de acuerdo). O que la educación sigue anclada en el pasado y nada ha cambiado. O todo el follón normativo, cambiante cada dos por tres, pero que al final desemboca en lo mismo, a saber, calificar con una nota numérica comprendida entre el 1 y el 10.
En el siguiente capítulo hace un recorrido por su proyecto “Detectives de la ESO”: un grupo de alumnos dedicado a corregir los errores ortográficos y gramaticales de los personajes públicos en las redes sociales (Twitter e Instagram). Explica cómo lo llevaron a cabo, sus triunfos, sus problemas, su repercusión en los medios de comunicación, etc.
La última parte del libro la dedica a las virtudes de implementar el juego en el aula, algo que él había experimentado como alumno (sobre todo en las asignaturas de Inglés y Educación Física). En este apartado explica con detalle los juegos de simulación y de rol que ha utilizado con su alumnado, y los pone a disposición de quien quiera usarlos en sus aulas. Son juegos empleados en la asignatura de Geografía e Historia, pero bien pueden ser un modelo trasladable a otras asignaturas.
Finaliza el libro aclarando que sólo ha pretendido compartir experiencias y materiales didácticos. Así mismo, aclara que probablemente sus opiniones no cuenten con la aprobación de otros maestros o profesores, pero que su intención es sólo transmitir la visión de un profesor joven, lleno de ilusión y motivación.
Aunque a veces puede parecer un libro demasiado sencillo e incluso simplón, no podemos negar el valor inmenso de su empeño en transmitir la idea de que mejorar la educación de nuestros adolescentes es posible.
Y acaba citando a Bilbo Bolsón, en El Señor de los Anillos:
“Es peligroso, Frodo, cruzar tu puerta. Pones tu pie en el camino, y, si no cuidas tus pasos, nunca sabes a dónde te pueden llevar”. En un aula, sucede exactamente lo mismo.
José Ignacio- Marzo 2022.
Me gustan sus reflexiones, sobre todo la necesidad de lograr ser profesores apasionados con nuestro trabajo y empáticos con los alumnos. Siempre se puede lograr más con una conversación y una sonrisa.
ResponderEliminarEstupendo post.
Totalmente de acuerdo. Me voy con la ausencia de opciones a la jubilación. Me gustaría ser entrenadora.❤
ResponderEliminarInteresantes reflexiones y pautas claras y sencillas que animan a seguir ilusionándose por la tarea educativa y a seguir poniendo el "pie en el camino".
ResponderEliminarMuy bueno su blog, me a ayudado mucho con mis tareas, ya que estoy terminando la ESO para ver si empizo algun curso en esta web https://modulosgrado.com/modulos-de-grado-medio-1/p-BARCELONA/ que me parece excelente para terminar de desarrollarme profesionalmente.
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