LURI, GREGORIO, (2014). Mejor Educados. El arte de educar con sentido común. Barcelona. Ariel.
El libro “Mejor Educados” de Gregorio Luri es un pequeño manual de “buenas prácticas educativas” sobre temas diversos, subtitulado “El arte de educar con sentido común”.
Pero ya sabemos que el sentido común es el menos común de los sentidos, así que resulta ser un librito imprescindible que sin duda puede servir para provocar interesantes discusiones sobre cuestiones educativas.
El libro está dividido en 5 capítulos: sobre disciplina el primero; el segundo sobre la escuela; el tercero sobre las pantallas y los dispositivos electrónicos; el cuarto sobre la relación padres e hijo; y el último, sobre valores. Cada capítulo lo conforman breves apartados en los que el autor plantea alguna situación y reflexiona sobre ella.
A continuación hay una selección de las que tienen más relación con el ámbito educativo y la escuela:
Página 25
Ser disciplinado significa ser capaz de organizarse el tiempo en función de las prioridades reales, sin dejarse arrastrar por las distracciones, canalizando las propias energías y protegiéndolas de la impaciencia y de la frustración. Es entender que lo que se puede hacer hoy conviene no dejarlo para mañana. Por eso ser disciplinados es más importante que ser listo.
Pág. 33
La responsabilidad es la otra cara de nuestra libertad. Y es propio de una mentalidad infantil querer ser más libre que responsable, o sólo querer ser responsable de las buenas acciones, mientras las malas se achacan a las circunstancias, a la vida que nos ha tratado mal, o a la sociedad.
Pág. 46
Si ustedes quieren ser unos padres progres, no se olviden de recordar a sus hijos el consejo que Ernesto Che Guevara dirigió a los suyos en su última carta: “Estudien mucho”.
Pág. 58
Nuestro primer deber diario con nuestro hijo es garantizar que sale de casa habiendo dormido las horas que necesita y bien alimentado. Y no nos podemos excusar alegando que es tan terco que se niega a ir a la cama a su hora o a desayunar de manera adecuada. ¿Por qué no habríamos de serlo nosotros más?
Pág. 62
Una parte importante de eso que se nos escapa nos lo puede mostrar la mirada objetiva de alguien que no lo quiera incondicionalmente por ser su hijo, sino por lo que puede llegar a ser, el maestro.
Pág. 63
Está bien, por ejemplo, que en un niño de seis, siete y ocho años el maestro valore mucho el esfuerzo y el interés. Pero en un joven de 16, 17 o 18 años, lo que debe valorar es el resultado.
Pág. 64
Cada vez que oigo a un maestro defender que su trabajo no es transmitir conocimientos, sino hacer felices a sus alumnos, me compadezco de éstos. Tienen muchas posibilidades de salir de la escuela infelices e incultos.
Pág. 72
En cuestiones de Educación, los padres son los aficionados; los maestros, los profesionales; y la sociedad, el examen de reválida.
Pág. 74
El debate sobre la escuela es tan opresivo, hay tanto negocio en juego y son tantas las preocupaciones asociadas que con frecuencia ignoramos que, siendo muy importante el tiempo que los niños pasan en la escuela, es solo una porción muy pequeña de su tiempo total. Exactamente un 12% en primaria y un 13% en secundaria. O sea, que si bien la escuela es muy, muy importante, los padres lo son, como mínimo, un poco más.
Pág. 78
Todos los grandes maestros han sabido que las diferencias culturales entre ricos y pobres se reducen en la escuela o no se reducen.
Pág. 81
¿No debería respetarse escrupulosamente el derecho de las familias a saber si la escuela en la que tienen depositada la formación de sus hijos es, por ejemplo, manifiestamente mejorable?
¿Por qué los poderes públicos ponen más empeño en controlar la higiene de los restaurantes que la calidad de la educación de las escuelas?
¿Acaso una escuela fracasada no es más tóxica que un producto caducado?
Con una mala escuela sólo hay una actuación razonable: su clausura. Ningún padre se merece otra cosa.
Pág. 86
“¿Quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer?”, le pregunto, retador, un alumno al sociólogo norteamericano Daniel Bell, que era su profesor universitario. “Soy alguien”,le respondió este, que sabe lo que tú no sabes. Tú no sabes lo que no sabes. Si lo supieras, no me necesitarías. Pero tu pregunta pone de manifiesto que me necesitas”. Encuentro en estas palabras una magnífica justificación de la autoridad del maestro.
Pág. 98
Steve Jobs declaró en una entrevista: “Nadie está más convencido que yo de la importancia de los ordenadores en las escuelas. Pero los ordenadores no son lo más importante de las escuelas. Lo más importante son los maestros. Los maestros que estimulan la curiosidad del niño y la nutren cada día. Ninguna máquina puede hacerlo de la misma manera”.
Pág. 100
El exceso de horas de pantalla va en detrimento de las relaciones cara a cara, que son las más humanizadoras porque solo en ellas nos vemos a nosotros mismos reflejados en las reacciones que provocamos los demás. Es decir, en ellas nos sentimos a nosotros mediados por el sentimiento del otro. En la relación cara cara no sentimos la distancia sino que, más bien, es el sentimiento mutuo lo que pone de manifiesto la distancia entre ambos.
Pág. 103
El problema a menudo no se encuentra en la conexión a Internet, sino en la desconexión familiar.
Pág. 106
Leer, y me refiero a la lectura seria, que es la lectura lenta, es una actividad compleja que ha de ser educada con paciencia y ha de ser blindada contra los estímulos y las prisas.
Pág. 110 (el efecto Mateo)
Respecto a los efectos intelectuales, en general, las nuevas tecnologías parecen hacer realidad las palabras del evangelista Mateo: “A todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará”. Tenemos suficientes indicios para sospechar que amplifican, para bien y para mal, las habilidades intelectuales de aquellos que las utilizan. Allí donde, por ejemplo, la persona metódica encuentra una mina, la persona dispersa encuentra un laberinto.
Pág. 121
El hábito lector crea lectores, mientras que el hábito del entretenimiento crea personas que necesitan ser entretenidas. Si lees a tu hijo para entretenerlo no ha de sorprenderte que al llegar a la adolescencia sustituya el libro por otras actividades más livianas. Enseñar entretenimientos es más fácil que enseñar a leer bien, porque para leer bien necesitas controlar tu propia atención, mientras que para entretenerte hay que dejarla ir.
Pág. 178
Conocimientos. Para ser creativo hay que ser capaz de observar un problema desde diferentes ángulos. Pero para poder observar un problema desde diferentes ángulos, hay que conocer muy bien los datos del problema. Es decir, para ser creativo se necesitan conocimientos. Como dice Bill Gates, “necesitas comprender cosas para poder inventar nuevas”.
Pág. 179
Para relacionar entre sí dos ideas se necesitan conocimientos que hagan de puente entre ellas.
Pág. 181
Picasso: “La inspiración existe, pero para ser útil te ha de pillar trabajando”.
Y el libro acaba con:
Pág 229
Quiero mencionar también a Megan Brousseau, profesora de biología en Morrisania, un barrio del Bronx al que el presidente Carter se refirió una vez como el peor suburbio de América. El primer día de clase, en el otoño de 2008, les pidió a sus alumnos que fueran puntuales, educados y atentos. Y escribió este lema en la pizarra: “Tus elecciones + tus acciones = tu futuro. Elige tu futuro”.
De eso se trata.
José Ignacio
José Ignacio